En un caso reciente, gestionamos con éxito un complejo conflicto societario en el marco de una empresa familiar propietaria de un hotel en Barcelona. Nuestro cliente, que poseía el 33% de la sociedad, se enfrentaba a un desacuerdo con su hermano y sus sobrinos, propietarios del 66% restante. Ellos querían vender su participación a un inversor extranjero interesado, mientras que nuestro cliente inicialmente no deseaba desprenderse de su parte.
El hotel había sido gestionado por nuestro cliente desde su fundación, hace más de 30 años. Durante ese tiempo, su hermano y sus sobrinos nunca participaron en la gestión activa del negocio, lo que añadía una capa adicional de tensión en el conflicto. Además, los hijos de nuestro cliente trabajaban en el hotel, lo que no solo le generaba un fuerte vínculo sentimental con la empresa, sino que también le preocupaba la estabilidad laboral de sus hijos en caso de un cambio en la estructura societaria.
En primer lugar, investigamos la seriedad de la oferta del inversor extranjero para asegurarnos de que fuera una oportunidad viable. Tras confirmar esto, analizamos las consecuencias de que nuestro cliente permaneciera como socio minoritario, considerando los riesgos de una dilución de su participación si el nuevo inversor, con mayor capacidad financiera, decidía realizar ampliaciones de capital.
Tras un análisis exhaustivo, aconsejamos a nuestro cliente que vendiera su participación para evitar futuros conflictos y aprovechar una valoración favorable. Finalmente, negociamos con éxito la venta del 100% de la sociedad al inversor, protegiendo así los intereses económicos de nuestro cliente y de sus hijos.
Este caso refleja la importancia de una estrategia legal integral en la resolución de conflictos familiares y la preservación de los intereses personales y empresariales.
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