El director de una empresa dedicada al asesoramiento, organización y preparación de eventos festivos de toda índole se puso en contacto con nosotros tras haber contratado los servicios de una empresa de investigación privada y constatar que un competidor estaba divulgando manifestaciones denigratorias dirigidas a menoscabar su crédito en el mercado.
En concreto, la empresa competidora se dedicó a dirigirse a potenciales clientes, manifestando que los productos ofrecidos por nuestro cliente eran susceptibles de producir grandes daños a los consumidores, a diferencia de los suyos.
Tras realizar un análisis preliminar del caso, diseñamos una estrategia acorde con los intereses de nuestro cliente, que consistió en la interposición de una demanda judicial dirigida a que se declarase la deslealtad de la conducta llevada a cabo por la empresa competidora, por no ser las manifestaciones exactas, verdaderas ni pertinentes.
Como resultado, obtuvimos una sentencia por la que se declaraba la ilicitud de la conducta cometida por la empresa competidora, al tratase de manifestaciones inexactas, falsas e impertinentes, susceptibles de lesionar la reputación de nuestro cliente en el mercado, al amparo de lo regulado en la Ley de Competencia Desleal.
Con ello, alcanzamos los dos objetivos perseguidos por el cliente: i) el cese de la actuación desleal del competidor y ii) la obtención de un pronunciamiento judicial que confirmase oficialmente que los productos de nuestro cliente no eran susceptibles de provocar ningún daño a los consumidores.